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Habitamos un cambio. Habitamos cientos de cambios. Nuestra rutina, nuestra casa, nuestro movimiento, nuestros vínculos, nuestras formas de comunicación, nuestra economía, nuestra salud, nuestras prioridades, …  Las raíces de nuestras creencias se mueven. ¿Quién soy? ¿Qué necesito? ¿Quiénes somos? ¿Qué necesitamos?

El tiempo parece ralentizarse e invitarnos a no producir:  a parar. El momento parece darnos la mano para abrirnos a la posibilidad de preguntarnos, de conocernos, de cuestionarnos, de sentirnos. Cada persona sus preguntas. Cada persona está en su propio proceso. El momento nos acompaña a poner la vida en el centro. Y es aquí, que nuestras preguntas respiran. Se ensanchan para abrazar a otras personas. Se orientan hacia la conciencia de lo colectivo y la ecointerdependencia.

Una de las preguntas que, como arteterapeutas, desde L’Artèria nos hacemos es: ¿Cuál es nuestro rol ahora como profesionales de la salud? Es posible que la respuesta a esta pregunta vaya creándose y mostrándose a lo largo de los próximos meses. De momento, sentimos que nuestro rol es estar disponibles. Cuidarnos para continuar con nuestros compromisos. Cuidarnos para sostenernos. Cuidarnos para acompañar a sostenerse a otras personas. Crear por necesidad. Crear para recordar que el arte es tan vital como el agua. Crear para acompañar la creación de otras personas.
Con el deseo de compartir la confianza en la capacidad de las personas para sostener el caos y la incertidumbre, la esperanza en aprender a habitar el presente sin anticiparnos, el valor para participar del reto de respetar nuestros cuerpos y nuestro entorno, y el goce de descubrirse y relacionarnos a través del arte.