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EspaiDona en tiempos de Covid: de ventana a ventana

Entre enero y julio de este año 2020 hemos estado acompañando el proceso terapéutico y creativo de 11 mujeres.

Esta segunda edición del taller de autocuidado desde la creatividad para mujeres, EspaiDona, ha sido un poco diferente debido a la pandemia del Covid. Hemos tenido que adaptarnos a la situación, reinventándonos y creando, en diferentes momentos, nuevas formas para mantener el vínculo y un acompañamiento continuado hacia las mujeres.

Nuestro primer objetivo fue el de posibilitar, a pesar del aislamiento de cada una, espacios individuales y grupales de autocuidado. Es decir, que dentro de este contexto tan movilizador emocionalmente, intentamos que las participantes tuvieran la posibilidad de escuchar las emociones que les atravesaban, expresarlas y compartirlas desde el arte.

Pudimos, a pesar de la distancia que nos separaba, dar continuidad al espacio grupal.

En un primer momento, les brindamos semanalmente propuestas creativas que realizaban solas en su casa, y que luego podían compartir por correo, enviando las fotos de sus obras, piezas de música o poesías que iban creando en relación a lo que les estaba pasando.

Al cabo de un mes y medio, manteniendo los mismos objetivos, decidimos ofrecerles un encuentro quincenal de 2 horas online porque sentíamos que había mucha necesidad de interacción más directa.

Darle continuidad al taller durante todo este periodo, a pesar de las condiciones difíciles, hizo posible que se mantuvieran vivos los vínculos grupales, como los espacios de autocuidado, que se habían creado hasta este momento. Durante todo el confinamiento las mujeres siguieron acompañándose entre ellas, brindándose sostén y contención emocional en cada encuentro.

Hacer arte juntas cada semana fue una forma de poder mantener el contacto con la vitalidad, el crecer, el soñar, en un contexto que muchas vivían desde el lado letal, al sentirse de repente impotentes, limitadas, con mucho miedo al futuro…

El taller se convirtió, más que nunca, en un espacio para regenerarse, una ventana abierta que dejaba entrar aire fresco y desde la cual se podía contemplar el horizonte.