Skip to main content

El pasado 3 de marzo, en conmemoración del Día de la Mujer Trabajadora, festejamos una jornada, en la Casa Golferichs.

L’Artèria, un grupo formado por siete mujeres arteterapeutas, de distintas procedencias, tuvimos el privilegio de dinamizar un pequeño taller creativo con las participantes. Unas doce invitadas, se abrieron a la experiencia y se dejaron llevar desde el sentir de su cuerpo a celebrar ese día, ese momento.

Cerrando los ojos, bailando desde la suavidad, fueron uniendo puentes desde el interior hacia el exterior. El aceite  perfumado en sus manos, suavizaba el barro con el que crearon su obra individual, desde el silencio interno y profundo. Compartires en parejas  animaron los siguientes pasos para fusionar todas las obras y transformarlas en una obra conjunta, sororizando caminos, compartiendo, empatizando, dando valor a los sentimientos escondidos y al acontecer.

Se abrieron los ojos y los corazones de mujeres comprometidas, valientes, creativas y sinceras.

Agradecidas y esperanzadas, nos despedimos llenas de sonrisas.

¿Qué es el arteterapia?

El arteterapia es una disciplina de soporte psicosocial que trabaja desde la creatividad, habilidad inherente a cada ser humano, que tenemos más o menos desarrollada en función de nuestra forma de vivir. Pretende despertarla, fortalecerla y enriquecerla para que podamos luego conectarnos con nuestra parte más vital y nuestros recursos, y así nutrirnos y ser capaces de desarrollar más autonomía y cuidado hacia nosotras mismas.

¿Cómo se trabaja?

Se trata antes que todo de crear un espacio de bienestar, es decir donde haya respeto, cercanía y confianza entre las personas que participan al taller de arteterapia. Es una condición imprescindible para que los participantes puedan crear libremente sin sentir miedo, juicio o exigencia.

Durante el taller se proponen dinámicas para despertar nuestra creatividad, que a menudo tenemos anestesiada. Se puede hacer desde el juego, desde la estimulación sensorial o estética, por ejemplo partiendo de un encuentro con una pieza musical o una obra plástica.

Este encuentro que va nutriendo nuestro imaginario, nuestras vivencias y emociones, permitiendo que ocurra la expresión creativa, en una segunda etapa. Se invita entonces las participantes a crear una pieza artística a partir de la vivencia anterior.

En una tercera etapa compartimos desde la palabra entre todas cómo ha ido el proceso creativo y lo que sentimos acerca de la obra que hemos creado. Para participar no se necesita ninguna aptitud técnica o artística, el objetivo del taller no es crear algo bonito, si no, más bien, algo sincero que tenga que ver con nuestro sentir.

¿Qué puede aportar el taller de arteterapia a un grupo de mujeres?

Aunque vivamos en una sociedad occidental en la cual las mujeres, legalmente, tienen los mismos derechos que los hombres, esta sociedad sigue siendo patriarcal en muchos aspectos; lo que de forma directa o indirecta, afecta a la mujer y a su percepción de su propia identidad femenina, ya que ésta queda marcada por la huella del patriarcado.

Es importante que las mujeres se reúnan, que construyan conjuntamente espacios femeninos para que tomen mayor conciencia de la singularidad de su género y que puedan co-crear e incorporar una nueva identidad femenina alejada de la visión patriarcal de lo femenino.

Este proceso para muchas mujeres resulta sanador, les ayuda a sentirse más seguras, independientes, a poder afirmar su feminidad de una forma natural sin sentirse vulnerables o menos importantes, y así participar en la sociedad de forma igualitaria desde su singularidad plenamente expresada.

El taller de arteterapia puede ser uno de esos espacios de elaboración y de expresión de esta feminidad. Es un espacio de nutrición que se da a través del cuidado y de la expresión creativa. En el taller las mujeres pueden activar su fuerza, sensibilidad, creatividad, vitalidad y empatía, lo que les permite sentir y tomar consciencia, de forma individual y grupal, de sus recursos como persona y mujer. En este aspecto, el taller es también un lugar de empoderamiento donde la mujer puede reforzarse desde su feminidad para poder luego atravesar la vida llevándola de una forma más vital y confiada, y así ir nutriendo el espacio social con ella.